sábado, 12 de mayo de 2012

luna

Nada puede con la vida. Discuten los norteamericanos sobre el matrimonio homosexual, como en tantos otros sitios, se habla de ponerle puertas al mar, y nadie puede con las olas, y llega a nuestros oídos una carta de Lorca, la última, dirigida a su amor,  fíjense que han pasado años, cuando se ocultaba lo que no se podía ocultar, y algunos hoy quieren seguir negando el amor, desatado, ese que el poeta cantaba (“aquel rubio de Albacete vino, madre, y me miró”). Y la muerte puso final a esa vida, otra siguió, pero nadie puede con la muerte. Como nadie puede con la pasión, ni nadie apaga a la luna, se vea o se esconda, siempre está, llena o menguante, ilumina y crece en algunos corazones, es por eso que la “Luna de Avellaneda” enternece, la película, fabulosa, nada puede contra el sentimiento, apenas la muerte.

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