sueños de elástica

Fíjense en el metro o en el autobús, también por la calle, hemos agachado la cabeza, cada vez más el ser humano fija sus ojos hacia abajo, buscando móviles, pantallas táctiles o artefactos varios. Me fijo en las ruedas de prensa de Marcelo Bielsa, entrenador del Athletic de Bilbao. Se le ve también con los ojos agachados, no busca el contacto con el interlocutor, no lee papeles, no busca mensajes en el teléfono, probablemente piense lo que va a decir, cosa que no estaría mal que se imitara más a menudo. De hablar pausado, no es de esos futboleros que ya lo dijeron todo en la primera rueda de prensa de su vida. De corta carrera en clubes, con pocos títulos, es un entrenador de culto, a quien el presidente del Athletic ha puesto en Bilbao. El partido de Manchester justifica su contratación. Veo los 45 minutos después del descanso y el equipo rojiblanco lo borda en todo, empezando por la ilusión y las ganas. Equipo joven, que quiere el balón y que tiene criterio y entre todos ellos aparece Muniaín, que marca el último gol, tanto de fe y perseverancia, vídeo imprescindible para los que quieran ser algo en ese mundo. Si buceo en mi memoria encuentro que mi primera fotografía vestido de futbolista es con un conjunto del Athletic. Es en blanco y negro pero se distingue el negro del calzón. Me duró poco, y me pasé al blanco. Ya no visto de nada, solo quiero disfrutar del juego. No me hacen falta ataduras sentimentales ni bufandas. Y partidos como el que se jugó el jueves en el teatro de los sueños hacen que el fútbol sea eso, un sueño digno de ser recordado.