martes, 9 de agosto de 2011

avión

Viajar en avión es una buena forma de evaluar ese vivir en comunidad que titula esta sección. No se diferencia mucho de lo que pasa sobre la tierra. Quizás sea el miedo el que hace que no hablemos con el vecino, a escasos centímetros. Quizás sea el miedo también el que lleva a muchos al wc continuamente; no parece ser el miedo el causante de que el que se sienta detrás no existe y es confinado a un espacio aún menor del estándar cuando el asiento anterior se abate sin aviso y por sorpresa. Las fabulosas pantallas de video individual pierden en ese momento su atractivo a no ser que seas un pequeño pigmeo de cabeza reducida y te encuentres perdido en el asiento. En fin las comodidades de las aeronaves, que quieren que nuestro viaje sea placentero, vienen distorsionadas por el vecino, es decir, lo mismo que pasa en nuestras casas cuando el molesto de turno apaga nuestra ansia de tranquilidad. Se puede seguir, ejemplos mil, como los que se descalzan, para eso están los ambientadores, pensarán ellos. Menos mal que no oigo ronquidos, será el miedo que inhibe los sueños placenteros. Por una vez, aunque sea inconscientemente, se consigue el objetivo, no molestar al prójimo, o al menos intentarlo.

No hay comentarios: