viernes, 15 de julio de 2011

punto y coma

No sé qué pensar. Es Julio, hace calor. El asombro nace de lo no esperado. No es asombro lo mío. Quizás sea resignación. Era lo esperado, el oír a Rubalcaba fundar las bases del futuro de su candidatura como si el partido no hubiera ya agotado su prórroga. Quizás la resignación genera en mí sonrojo, de ver cómo todavía hay gente que aplaude. Y voy contra esa actitud de actor de teatro que vuelve blanco lo negro. No creo que él se lo crea, es parte de su guión, de su sueldo, de hacer como que sí. Y no es un problema de que puedan remontar o no la desventaja de las encuestas, no, el problema es de credibilidad, de confiar en lo que alguien piensa y dice por su boca. Y esa confianza se pierde con declaraciones como las de su investidura. Y los alienígenas venidos de otro planeta, o los que hayan pasado los últimos años en coma y despierten, pueden verse sorprendidos, gratamente, pero el resto no. Son humanos, los políticos, pero no les entiendo. Tendré que hacer como el magistral Josep Plá, que estando en Madrid durante el advenimiento de la República expresó lo siguiente: “Fue en Madrid donde resolví mirar de lejos a los grandes hombres (políticos) y concederles la grandeza a manos llenas y gratuitamente, sin discutir”.

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