miércoles, 20 de abril de 2011

al rescate

No sé si este país nuestro necesita un rescate financiero, pero lo que sí tengo claro es que necesitaría un rescate de cabezas, con nuevas mentes producto de un trasplante de sentido común. Por ahí, por el siglo pasado, Azaña, Don Manuel, se encargó de sembrar algo de eso y de ilustrar a los que le escuchaban, que solían ser muchos. La recopilación de discursos de este libro finaliza con uno pronunciado en Barcelona el 18 de Julio de 1938. Emocionante, no dejaba lugar a dudas sobre lo que habría qué hacer si ellos ganaban la guerra. Seguro que el ejército golpista escuchó las palabras del orador, pero de poco les sirvió. Nada de ello aplicó cuando acabó derrotando al gobierno legítimo de la República. Le llamaron el discurso de las tres pes. Sólo se vivió la primera pe, la PAZ, impuesta. De la PIEDAD y el PERDÓN de los que hablaba Azaña, ni rastro. Mentes como la del autor se perdieron en el exilio, enfermas y llenas de amargura. Aquellas que hubieran hecho falta para reconstruir entre todos, no entre unos pocos, y regenerar moralmente ese maltrecho país del año 1939.
Azaña imprescindible. Sus grandes discursos. Diario Público (2010)

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