viernes, 18 de febrero de 2011

diferencias

Lo bueno de tener varios testigos en el tuto es que la información que se recibe es más amplia. Y se aprecian las diferencias entre aulas del mismo curso o entre profesores de distintos grupos. Y esas diferencias vienen y generan nuevas diferencias, que revierten positiva o negativamente en el protagonista de esta historia llamada educación, que es el niño, joven o chaval. Uno de mis hijos se siente como el tuerto en el país de los ciegos. No creo que sea el único tuerto de su clase. Y también estoy seguro que hay hasta alguno que tiene los dos ojos en buena forma. Dios les conserve la vista. Desmotivado y hastiado, pasando de puntillas por algo que debiera de ser mágico (porque la educación debiera de ser magia pura, descubrimiento y goce diario), corre peligro de engrosar el reino de los ciegos. El otro testigo, en otra clase diferente, encuentra otra motivación. Sin ir más lejos, el concurso que organiza el periódico El País para recibir periódicos hechos por los escolares españoles cumple una nueva edición. Al hijo motivado le ha tocado participar porque su clase ha sido elegida. Su aula es mejor que la otra, hay menos ciegos y tuertos. La otra seguirá en el ostracismo. Apaguen las luces, si total, para lo que tienen que ver los tuertos o los ciegos,... Y yo me pregunto, ¿por qué no dejamos que participen todos en una ronda eliminatoria interna? , y que sea el trabajo y la realidad la que decida quién merece representar al tuto en el siguiente nivel. Y se responderán ustedes que esto no vale para nada, digo lo de escribir este texto. Estoy de acuerdo. Pero creo que vale lo mismo que ir a quejarse al tuto. Creo que no existe realimentación por aquella parte. En el fondo, todos creemos estar en posesión de la verdad absoluta, no nos escuchamos mutuamente, y mientras tanto, nuestros hijos siguen sin ver más allá de sus narices.

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