domingo, 30 de enero de 2011

pereza

La insoportable levedad del ser es una esplendida novela de Milan Kundera, que alcanzó gran resonancia hace ya algunos años. Recomiendo su lectura. Me viene a la cabeza al escuchar una noticia que habla de las declaraciones de los obispos españoles que afirman que casarse por lo civil es mas leve que contratar un móvil. Y me pregunto por lo que dice el diccionario sobre la levedad y habla de “poca importancia o escasa gravedad”. Puede que la vida en sí misma sea leve. Hace ya algunos años se publicó una de esas noticias futuristas que hablaba de que los humanos llegaríamos a vivir un montón de años, no recuerdo la cifra. Recuerdo la sensación que produjo en mí. Pereza. No entendemos que podamos llegar a no se qué edad con nuestra percepción de la realidad actual y de lo que significa la vejez. Ahora que se debate la reforma del sistema de pensiones, vuelvo a sentir la misma pereza cuando hago cuentas y veo lo que queda por delante en número de años por trabajar, siempre y cuando haya trabajo, que eso es harina de otro costal. No es el mío un trabajo penoso, ni mucho menos. Será que el enfoque de la noticia reduce nuestra existencia al plano laboral. Una vida en clave de trabajo. Sólo se habla de años cotizables y deducciones, y ese tiempo libre, que todos ansiamos, queda excluido, lejano e indefinido, cual boleto en manos de la diosa fortuna. Espero no ser yo el único que se siente así al oír a los diversos interlocutores hablar de las bondades del futuro. La realidad se impone y más nos vale aprender a convivir con esta soportable pereza del ser.

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