domingo, 23 de enero de 2011

amor en breve

Somos imprevisibles para muchas cosas y previsibles para lo fundamental, y buscamos desesperadamente ese asiento donde descansar nuestra incertidumbre. Los matrimonios religiosos disminuyen pero el amor nunca descansa. Hemos pasado del sí delante de Dios al sí delante de un caballo monumental, en una verja, en el centro de la Plaza Mayor de Madrid, donde se está poniendo de moda cerrar candados en nombre del amor. La pareja se lleva la llave y la tiran. Nunca se abrirá. Le perdono todo al amor, incluida su parafernalia, sus hechizos y supersticiones. No hay nada que valga más que dos manos enlazadas o un beso. No hay nada superfluo en el amor, ni siquiera el candado.

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