domingo, 5 de septiembre de 2010

alto

Poner esta crónica en el apartado de política es cruel con la política. Debería haber una etiqueta de salvajismo que me niego a crear. Los encapuchados de ETA declaran un alto el fuego. Protagonismo tras la capucha para unos descerebrados que no crecieron a tiempo, perpetuándose en una de tantas formas absurdas que se inventan los humanos para transcurrir sus días. Lástima de vida y de existencia. Si algún día dejan las armas no sé donde podrán encontrar trabajo. Ni me importa. Lo único que me importa es cómo reaccionarán y qué sentirán los hijos de las víctimas cuando vean a sus verdugos pisar las mismas calles y asistir a mítines independentistas de las fuerzas políticas que ahora se sumarán a captar a los desmemoriados que olvidarán sus raíces teñidas de sangre mientras dicen que siempre han creído en la democracia. Espero que en esos actos se oigan palabras y no vivas a una organización terrorista, y que esas palabras dejen escapar perdón y algo más.

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