domingo, 4 de abril de 2010

pasión

Mi hijo lee el Quijote esta semana santa, un coñazo, dice. Me gusta la frase del juez del caso Matas, ex presidente balear. “Ha venido a burlarse de los simples mortales”. El ex-vicepresidente del Gobierno Alvarez Cascos acusa al juez de emplear un lenguaje tabernario. No vuelvas Cascos, aunque sea domingo de resurrección. En esta semana santa, la justicia terrenal se abre un poco de paso, la vida eterna puede esperar. Al igual que los milagros, no existen. En Granada, después de 80 años, una cofradía consigue un indulto y el preso afortunado, listo para ser libre el viernes santo, es pillado in fraganti unos días antes traficando con cocaína. Problema de voluntad. Al pobre presidiario le ha fallado el fervor, una encuesta de una televisión dice que está descendiendo. No sé si guiados por el fervor o por otra razón, la semana santa sigue movilizando gente, tanta como el fútbol o el anti abortismo. Básicamente, lo más importante de la vida para algunos. También la religión tiene clases, en contra de la teoría, al paso de las procesiones los pobres miran el Cristo desde abajo y los ricos lo miran desde los balcones, alquilados a precio de oro, y de paso ven también al pueblo. Esto de las clases no lo cambia ni el mismísimo. A unos les puede el dinero, a otros les puede la pasión o la desesperación y otros se han vuelto locos, como el Quijote.

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