sábado, 16 de enero de 2010

victoria ocampo

Leo la autobiografía de Victoria Ocampo gracias a las memorias de Francisco Ayala. En ellas, el autor habla así de ella: “la aparente y encantadora espontaneidad de su estilo…era fruto de la tensión interna que la movía a escribir cuando necesitaba comunicar algo: un afecto, una adhesión fervorosa o una indignación; y ese sentimiento lo comunicaba mediante la escritura, sí, pero con el tono de lo que se está diciendo de persona a persona con la inmediatez, el fuego, el imperio y también la fresca debilidad que es inherente a los movimientos del ánimo”.
Argentina, 1890-1979, escritora y editora, intelectual, pionera del feminismo, ardiente defensora de los derechos de la mujer, y no en edad madura, ya con 18 o 19 años plantea en sus memorias este debate, sin resignarse a vivir en una sociedad marcada por el dominio masculino.
Estas dos primeras partes trazan los recuerdos infantiles y de adolescencia, marcados por un origen social aristocrático, enfrentada a la falta de comprensión de sus padres y llenos de la espontaneidad que Ayala recogía en sus palabras, espontaneidad que surge a borbotones en el propio texto y en las cartas que acompañan el texto.
Quede un trazo de su pluma en las siguientes palabras: “Yo no soy aquello, lo perecedero que formó parte de mí y ya nada tiene que ver conmigo. Soy lo otro. Pero ¿qué?”
Autobiografía I (el archipiélago-el imperio insular) Victoria Ocampo, 1979-80

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