viernes, 15 de enero de 2010

haití

Haiti, un desastre más, sólo que todo de golpe, el goteo diario de muertos se convierte de repente en un océano de cadáveres, los pobres, golpeados de nuevo, más de lo mismo, a perro flaco, dice el refrán, movilizaciones, lo de siempre, dinero a mansalva, lo de siempre, ¿futuro?, escaso, suele pasar, se vuelve a construir mal, no hay escrúpulos, mal que nos pese, nuestro mundo es serio comparado con lo que se estila por allí, al primer mundo me refiero, aunque alguno, como el obispo Munilla, se estrene diciendo que hay problemas mayores que los de Haití, la boca sirve para hablar y también para callar. Nuestro mundo nos presenta a Obama que dice “queremos que nos devuelvan nuestro dinero” , el prestado a los bancos, valiente, tasa para devolver las ayudas, dinero de todos, aquí en nuestro país, nadie en el poder se atreve a mentarlo, cobardes. Obama marca diferencias y no por el color de su piel, negra, no, por lo que dice y por lo que intenta hacer, aunque no es Dios, no lo olvidemos, Dios no está, no está cuando se le llama y no está cuando se le necesita, silencio absoluto, el mismo que reina por las noches en Haití, miento, ese silencio es peor.

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