martes, 4 de agosto de 2009

bodas de oro

Patxi Zabaleta, dirigente de Aralar, critica el 20 de julio la cruzada del gobierno vasco contra las fotos de presos. Dice, “el camino de la paz es el respeto recíproco de todos los supervivientes, la capacidad de reconocer a todas las victimas, sea cual sea su ideología y las causas por las que son víctimas”. Palabras que parecen sacadas de un archivo posterior a una gran guerra, llena de víctimas inocentes por ambos lados. Craso error el que encierran estas palabras. Aquí no hay guerra, aquí no hay conflicto, aquí hay buenos y malos, policías y cacos, policías y ladrones, o policías y asesinos, sólo que esto no es un juego, esto es real, de cada día. Palabras que suenan a iglesia, bonitas, reconciliadoras, pero fuera de contexto, palabras que suenan a análisis de conciencia, pero fuera de contexto. Aquí no va a haber justicia divina, hay cuerpos asesinados que claman a la justicia terrenal, que buscan la minúscula recompensa de ver al estado de derecho aplicando la ley, nada más, Celebran los cincuenta años de existencia matando, bodas de oro y sangre, demasiados años riéndose de los muertos y de los que los velan.

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