martes, 10 de marzo de 2009

¿dónde están los padres?

Hay veces que me pregunto que dónde están algunos padres, como por ejemplo esos padres que nunca atienden a las actividades de sus hijos, para lo que parece haber una explicación fácil, y es que los padres están atareados, infinitamente ocupados en gestionar una vida llena de trabajo y otras tareas; en la era de la comunicación parece fácil tomar un teléfono, llamar al profesor, al monitor, al entrenador, e interesarse por lo que el hijo hace fuera de casa. Primer punto de ruptura, el hijo no cuenta en casa lo que le pasa en su vida diaria, y si lo cuenta, son sólo generalidades a modo de barniz superficial, y quizás, segundo punto de ruptura, el padre y la madre no preguntan demasiado. Después de hablar con algunos de estos niños, que quieren llegar a la adolescencia antes de tiempo, adelantando experiencias vitales unos años, la sensación que me queda tras la mirada de esos ojos perdidos es que el niño se encuentra sin asidero, con amigos, por llamarles de alguna forma, que muchas veces le aconsejan al revés, y con padres que parecen haber abdicado y arrojado la toalla antes de tiempo. Alumbrar hijos es muy fácil, mantener una relación de mínimos que intenta eludir el conflicto inevitable de toda relación humana es un poco más complicado, pero acompañarles de la mano hasta la mitad del camino y decirles hasta luego es equiparable a subir al Everest. Siguiendo esa canción infantil que tantas veces hemos oído, espero que los padres no estén, como las llaves, en el fondo del mar, allí de donde normalmente ya no se sale.

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