Un libro no necesita tener cientos de páginas para grabar recuerdos en el lector. La carta que Ingrid Betancourt escribe a su familia desde el infierno de su cautiverio en la selva está llena de amor, en un intento desesperado por aferrarse a una vida que parecía escapársele de las manos. Llena también de recuerdos a los que agarrarse, aquello que hacían “hasta antecitos que me cogieran”, y por fin llena de esperanza en un futuro que un día se pintó de azul tras más de seis años de secuestro, futuro que pueda servir para seguir aplicando esa máxima de vida que define como “vivir es crecer para servir”.
Cartas a mama desde el infierno. Ingrid Betancourt, Melanie y Lorenzo Delloye-Betancourt (2007)
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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