miércoles, 4 de junio de 2008

de vasconia a baskonia

Sonidos, ánimos, chillidos, todo rodeando un bonito pabellón, de nombre difícil, Mendizorroza. Niños en la puerta, segundas partes, la entrada era barata, pero no hay dinero; acaba el primer tiempo, el descanso, el momento de entrar a un espectáculo ya comenzado, entrada gratis, a la barandilla, de pie, en el gallinero, pero qué bien se ve. Después del descanso salen a las pista nuestros jugadores, los rivales, los nuestros de azulgrana, los otros conocidos o menos, si son los grandes, todos conocidos, veinte minutos para ganar o perder, más bien esto último, sobre todo frente a los grandes, la primera victoria sobre el Juventud de Badalona, el público en pie, enfervorizado, desde la esquina participamos en el jolgorio, preludio de éxitos futuros. Un día al lado de alguien que resulta ser el segundo entrenador del Madrid que nos visitará pronto, promesas de insignias para cuando vengan. Promesas cumplidas. Al Madrid no se le gana, ya llegará, autógrafos al final, invasión de pista, un papel y un boli y esos héroes tan grandes, el ruido del parquet y sus crujidos ante nuestras pisadas, el balón especial que se ve por ahí, la canasta inalcanzable, alta, inmensa. El desalojo del pabellón, los comentarios, a esperar dos semanas. Vienen los extranjeros, sólo uno, más negros que blancos. Los que más puntos meten. Los que deciden los partidos, todos los balones para ellos. Los reyes de la anotación. Para casa, hace frío y es de noche.
Han cambiado dos letras y han pasado muchos años. Anoche, tres de junio de 2008, segundo titulo de liga para el TAU; de nuevo, un escalofrío recorre mi cuerpo.

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