viernes, 24 de octubre de 2025

adorar

Mi corazón a mil por hora. Luego se calma, cansado y aturdido, es por las dudas o las repeticiones o las infinitas palabras, las dichas y las no dichas, amontonadas, útiles e inútiles, tengo ganas de entornar los ojos y esperar que se venzan y se cierren. Casi lo hacen en el tren donde veo niños con comida que no es comida, el resto a su móvil, adorándolo, también vale para que se pinten los labios o se arreglen el pelo, agachan la cabeza como bueyes que van al matadero. a otros les vale para chillar o para roncar. Los carteles me confunden, la nueva y cambiante edad, los cervatillos a su bola. Y recuerdo que casi lloré por el camino al recordar y al escuchar una canción que habla de una instantánea Polaroid, y luego todo se para, hasta el tren, afortunadamente no mi corazón.

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