Oí palabras en la noche que hubiera preferido no escuchar, hablaban de puertas, ventanas y escaleras, la cabeza se inclina a un lado o al otro, nada es normal, vienen de algún sitio, luego la ambulancia, luego un paseo, monolitos de asesinados, calles vacías, luego comida, mi enfado, ira después, acumulada, Paula y Mateo parados dentro de un tren, la ayuda llega; aquí en el salón el ventilador gira, otro paseo, veo a una loca, así lo creo, las más cuerdas y los más cuerdos, gente vestida de tarde de domingo triste, soledades que se intuyen, el bochorno es inhumano, truena, busco un libro, acabo en lo que era Zulaica, precios caros, me voy con las manos vacías, el niño arrastra la bici con la cadena rota, la Vitoria del año 70 no es la misma que la de hoy, ni la del 80, ni la del 90, locales que ya no son, vacíos, calles iguales, gente diferente, yo soy diferente, no el de la foto o las fotos en las que ella no quiere pasar mucho tiempo, encuentro posiblemente mi primera foto, estoy de pie en calle que crece poniendo aceras, personas que ya no están por todos los lados, hay blancos y negros, y transparentes goterones, llueve, nada es suficiente para llevarse este calor.
martes, 26 de agosto de 2025
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario