martes, 26 de agosto de 2025

agua

Nueve caras en el pórtico de la iglesia, me pregunto cuando se abrió por última vez, se acumula el tiempo en la puerta y en el suelo descuidado. Ciclistas, ayer hubo luna grande, con carita, la de esturión, hay luna pequeña cada día. Las chicas suben de la fiesta, de Asiain, son las ocho de la mañana, agur y kaixo, el del tambor no se cansa, yo lo oí, llegaron a sonar unas notas del himno nacional, la música no paró en toda la noche, ni las voces, el calor del día se fue por la noche, el rio Arakil suena y fluye, la vida en el jardín, los pájaros, un cielo, casas de piedra, portones de madera, escudos, pueblo de tres letras, yzu o izu, esa diferencia entre latina y griega, algún perro, ladridos, cruje la madera de un techo alto. El agua de la piscina nunca descansa, se refleja en la piedra de enfrente con ese ondular cristalino, Mateo llora, duerme y despierta, duerme y vela, come y come, la piscina es alta, hay que subir y bajar, viajar para verlos, para celebrar un mes de vida, para vivir por unas horas de otra forma, como me gustaría vivir. 

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