Mi abuelo lleva las riendas del caballo, no sé si corcel, no sé tantas cosas. Los coches llevan la matrícula que corresponde, ella encontró la foto, a veces lo hace, está cortada por la derecha, falta algo, más fácil que falte alguien, imagino, puedo llegar a hacerlo, que ella ha cortado algo que no quería volver a ver o que nadie viera. Nunca lo sabré, ya no está en su cabeza.
Dejar de leer para escuchar, se trata de hacer compañía.
Esto es aburrido dice ella, y lo repite un día tras otro.
Se acuerda de la monja del sanatorio que tanto la quería pero olvidó su nombre. No el de la pitusa, la gata que un día salió de casa para no volver.
Celebra el ver una foto y un vídeo de su padre, arqueología en la red.
Nunca alcanzaré a imaginar su soledad y si la intuyo quiero llorar.
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