Dejaré que la persona tumbada mire hacia un frente despejado, sin letras entre medio. A mi vuelta le traeré nada y le contaré lo que vi, esa maleta rota y abierta, o la mirada suplicante del perro cansado, o las nubes amenazantes, o las gotas suspendidas de las ramas; también buscaré su frente, de ojos cerrados o no, ocultos o abiertos, grandes siempre, y luego recorreré su cuerpo, desnudo y caliente, al abrigo, sin buscar nada más.
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 3 semanas
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