Todos comen y uno descansa, son caballos que parecen dóciles, quizás comió ya o no tenga hambre, quizás esté enfermo, no distingo de géneros en la distancia, yo en la carretera, ellos al lado, detrás de la valla, es toda una recta, esta carretera serpentea poco. Siempre quise montar y nunca lo hice, todo venia de las películas de vaqueros, nunca fui uno, tampoco fui soldado de los federales o indio, pero vibré con las galopadas de la pantalla, caí todas acababan de la misma forma, ganaban los buenos sin saber yo qué era realmente ser bueno o malo.
Ponerme en la muñeca un reloj que quizás fue suyo o sentir con las dedos el frío tacto del mechero que olía tan bien. Escribir con su boli o buscar nada en su bata de color rojo, en esos bolsillos que siempre cuelgan, ver la foto, las fotos, y no saber nada o poco, y mover un pie para alejarme.
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