sábado, 13 de abril de 2024

sin

Sin conducir se ven las montañas cortadas, el resto tapado por nubes de color. Se ve al toro de Osborne convertido en bandera palestina que grita y a modo de banderilla clavada en el lomo ondea una bandera de colores ante el viento que azota todo menos las conciencias. Veo una estrella de belén apagada que nadie quitó, y una torre que pudo ser vigía y que siempre estuvo ahí sin que yo me fijara. A pesar de que me pierdo cosas al teclear, sobre todo curvas y rayas blancas, sigo inventando en cada mirada. 
Sin conducir me enerva de la radio su manía de hablar constantemente cortando las canciones a la vez que dicen que ofrecen minutos de música ininterrumpida y todo para anunciar huevos de gallinas felices en libertad, si algo necesita este pais es silencio, como el que trae la musica sin palabras añadidas de locutor exaltado y sin publicidad absurda.
Sin conducir me llega el olor de luna y una vía que no puedo seguir y unos pueblos que yo imagino sin vida al lado de charcos que siempre tienen agua y donde un banco azul de espaldas a la carretera permite ver otra vida pasar. 
Sin conducir veo la cascada en todo su esplendor, ahí donde nace un río, y asisto al nacimiento constante, renovado a cada instante, de una corriente que no cesa.

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