viernes, 12 de enero de 2024

badajoz2024

Sin conducir me adormezco, y me sobresalto al despertar sin volante, la rueda del calor o el frio da vueltas, alguna cigüeña, muchos campos, cielos plenos, montañas lejanas y sombras redondas bajo los arboles, son encinas, empiezo a añorar el calor en mi cuerpo para poder buscarlas en unos meses.

Y el diseminado ganado pasta, ajeno. Y engancho todo con conjucion copulativa, como los rios que se juntan sin saberlo, el Tajo enorme, el Tozo escaso. Busco Trujillo en lo alto y encuentro rebaños blancos.


Magos los Reyes que vienen por todas partes, por todos los caminos alcanzan ciudades y pueblos, ayer no los vimos en su cabalgata de Badajoz, no sabemos si llevaban todo lo que los niños pidieron y los adultos soñaron. El frio era intenso ya en la madrugada cuando a lo lejos se oian rumores de cajas y embalajes que se movian con manos invisibles, siempre se repite lo que yo soñé y soñé en aquellas noches de otros inviernos.


El señor hace música con las manos, mira al otro lado para no ser cegado por el sol, se despereza tras abandonar su morada en la Alcazaba, lleva la barba larga y blanca y sortea las baldosas como si fuera un niño. Luego ya mirando al sol, allí en la Plaza Alta, piensa en el camino a seguir con una mochila y una bolsa en la mano. Y dice o canta que ya vienen los Reyes Magos. Hoy no hay más rey que él.


Un zapato perdido, un pájaro encontrado, un gato solitario.


Pregunto que dónde desemboca el Guadiana con sus gaviotas.


Parece un día de pandemia, nadie en las calles, si no fuera por la churrería abierta hoy no podríamos desayunar a esta hora. Allí un señor mayor se toma cinco pastillas, las saca cuidadosamente de una caja amarilla. En el puente el río no se ve, no se sabe que está ahí si no fuera porque ayer lo vimos, y los paseantes parecen fantasmas que salen de una película de terror.


Son seis dias de vida, unas pocas horas, indefenso, ajeno a todo, aprendiendo, dependiente, amado y querido. Que la vida le sonria.      


Las muchachas de Olivenza no son como las demas, eso dice la canción que me canta ella por teléfono, en el lago Alqueva hay agua en abundancia y en Olivenza hay paz y casas blancas rodeadas de palmeras.

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