No sé cuando me metí dentro de este laberinto de difícil salida, si en la noche a media tarde o antes de que apretaran el botón de encendido de las luces que rompieron la oscuridad y alguien gritara feliz navidad a falta de más de treinta días, estamos locos, y me dejara sordo ese grito y también el estruendo de las masas consumidoras que compran para usar y tirar y para sumar basura a un mundo ya de por sí desbordado. Ahora que a media tarde las noches llegan de golpe también llegan los miedos y los misterios, y aparecen las sombras en calles tan oscuras que viene un escalofrío antes de encontrar las luces de los locales donde se come y se bebe, aislados de todo. Siempre hay mañanas después de las noches en las que un gato reposa o un perro ladra o aúlla o mira, ser sordo me impide saber si emite sonidos aunque mueva el cuello o lo estire o abra los ojos para decirme algo. Es entonces cuando sobre el papel acorto el cuello para que las palabras quepan y hago locuras de ida y vuelta intentando salir del laberinto con un hilo de color naranja, y es que nadie me explicó cómo.
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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