miércoles, 12 de julio de 2023

catalina

Y de repente se hizo el silencio y como en tiempos de pandemia los ciclistas subieron escuchándose. Sin público, con un tren parado, con una vía que le espera, con la cima y su antena, por estrecho carril que rodea el cono para alcanzarla, no se subió en los últimos 35 años. Es el Puy de Dôme, es un volcán dormido, de allí nos venían noticias en los primeros años 70 en los boletines horarios de RNE, sería en el de las seis de la tarde, esperando que hubiera ganado Fuente, ganó Ocaña, dos veces, sólo voces, las imágenes llegando, las fotos en la prensa si tocaba ser publicada al día siguiente. La épica y la infancia, toda palabra es corta. Dicen los comentarios de hoy que en aquellos tiempos muchos acabarían apeándose y terminando la etapa andando. Todo por los desarrollos de la época.

Y no es un sueño, era de color lila y de marca GAC, digo que mi bici de carreras tenía una catalina, nadie le llama ya así, y cinco piñones. Los tamaños de esas piezas, marcadas por el número de dientes, era menor que en las bicis de ahora. Cuando intenté montar de nuevo hace unos años no podía con esos desarrollos, una bici inamovible, una impotencia la mía, y yo buscando explicaciones que eran muy fáciles, las piernas no eran las mismas, era mejor ir andando.

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