La luna a un costado, al otro el mundo. Enfrente lo que pasa, o la nada. La luna no se ocultó aún luciendo el sol, duerme, vela, o todo lo contrario, salta, vuela, suspendida durante unos segundos.
Y creció, indudable, ella y también su sombra que se puede alargar, que se proyecta sobre la pared blanca si apagas las luces y la miras con esa luz.
La indefensa luna, eso parece, escucha y se protege.
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