jueves, 11 de mayo de 2023

málaga 2023.1

Un camino lleno de luz con un sol impropio, con un calor que crece hacia el sur, con carretera donde alguien sin juicio define qué firme está mejor o peor para reducir o aumentar la velocidad. Que lo arreglen parece la solución. Nuestro país se seca y también se señaliza mal, desvíos donde debemos casi jugar a elegir, señales que confunden, para todo un estudio da la que antaño se llamaba nacional IV. Los cauces sin agua, las viñas a lo suyo. Los olivos crecen en cualquier parte, sean colinas o cuestas imposibles, en tierra blanca o menos blanca, deben de nutrirse de un agua antigua y profunda, de esa que se filtró cuando llovía y no había humanos sobre la península. Deben de nutrirse para estar verdes y dar fruto de aceituna. En Jaén no caben más o caben todavía algunos. Allí hay un patio flamenco, antiguo, para comer. En los retratos que llenan las paredes ella parece una artista negra, pero no, era tan morena Fernanda de Utrera que a mí me confunde con su sonrisa amplia y feliz. A paso lento, bajando las cuestas, llegamos al nivel del mar que baña Málaga donde nos encontramos y empieza la fiesta en el muelle, caluroso, con barcos de lujo, con aire de viernes, todo para culminar en el concierto de Sabina, contra todo pronóstico se llama la gira. Y es que sobrevive y vive y canta y se exprime ante el karaoke gigante en el que se transforma el pabellón en algunos momentos. Qué pena que los imbecilidad de algunos de esos que llevan los móviles pegados a la mano quieran grabarlo todo, sobre todo a ellos mismos, quizás para decir algo en las redes que les absorben. Yo, aparte de disfrutar, prefiero escuchar y recordar y esperar, que la noche ya llegó, que todo es sombra alejada de la luz de cuando era más joven.

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