martes, 6 de diciembre de 2022

movilidad

Es difícil no decir algo, tanto es así que cada vez que piso las calles o las recorro en coche la necesidad aumenta. Como aquella canción que decía de alguien que quería ser el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, así veo yo a los dirigentes de esta ciudad, Vitoria-Gasteiz, en cuanto a su ordenación del tráfico y de la movilidad ciudadana. También se podría decir que quieren ser verdes, blancos, inmaculados, o cualquier color limpio pero acaban siendo grises en cualquiera de sus tonalidades. Y es que quieren contentar a todos, ecologistas, ciclistas, peatones,…Y es que adentrarse en las calles llega a ser laberíntico y poco claro. Será mi edad, será la niebla mental que me invade, pero es tal la profusión de líneas marcadas en el suelo, blancas y amarillas, pivotes, señales, raíles, carriles, semáforos, etc, que uno no sabe a veces para donde mirar o por donde circular, todo con el objetivo de no ser atropellado o embestido por un patinete, peatón, bus o tranvía. En fin, todo limpio y cristalino para facilitar la vida al ciudadano, todo para ser algo aunque no sepan bien que quieren ser.

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