jueves, 2 de junio de 2022

patillas

En Burgos hay multitudes por las calles, terrazas llenas, y más gente, río, espolón y una catedral imponente, que se ve bien sin luz y con luz, que es difícil de describir, que es inefable, que cuando se proyectan luces sobre la portada parece un parque temático o de atracciones, que cuando se apagan y suenan los aplausos vuelve a ser la misma de hace 800 años. Y acertamos con el Patillas, o bar de 1914, donde se toca la guitarra y se improvisa, se canta, vienen amigos que se suman con el laúd y con otras guitarras, y todo para formar algo sin nombre, sinónimo de diversión, para ellos y para los espectadores, que es como estar en el salón de una casa donde las paredes no son blancas sino que se llenan de carteles y de recuerdos de algunos de los que pasaron un buen rato sintiendo o viviendo entre notas.

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