Prisa por llamarte, prisa por que descuelgues el teléfono y suene tu voz, prisa por hablar. Calma después, para ver a los pájaros caer en picado, sin ver su objetivo, calma para oír el sonido de las olas, los sentidos abiertos, no hay mar, no es más que agua, limitada y en movimiento, formando esas minúsculas ondas que suenan al llegar a la orilla, que no estoy sordo, que también cruje la arena, que cualquiera diría que viajamos lejos, que no es eso. Y arriba la nieve, la que cayó anoche, la que caerá toda otra noche de un mes sin nombre, la que cubrirá caminos y piedras, y me cubrirá a mí. Y si me queda todavía un hálito de vida, futura, haré algo para salir, para gritar, incluso para alzar el vuelo, todo sin prisa.
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Hace 1 mes
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