viernes, 12 de noviembre de 2021

ajena

Así, pequeño, con las letras y las notas, que suenan, así me siento, todo lo llenan, todo mientras ahí afuera todo o mucho es caos. Y un poco de paz, novedad, y un poco de nada, alegría momentánea, todo por cantar, por acompañar, por estar sin más, sin esperar ni pensar.

Y les veo ocultarse tras la máscara, terrorífica o no, con sangre falsa, hay fiestas de naranja y negro y rojo, con colores y sustos, con miedo de mentira. Ella no asoma más que los ojos, él asoma los suyos. 

El niño de la mano, la madre le dice que a veces las cosas se rompen, que los espejos se agrietan y entonces nos vemos rasgados. Eso puede dar más miedo, piensan ambos, no lo dicen.


Como tampoco hablan los habitantes de los tiempos de esperanzas, qué hacemos aparte de estar, mirar y sentir.

Revolvernos en la cama, dejar de soñar para despertar y escuchar sonidos que llegan, que se desvanecen. Luego ruidos, luego certezas, también cantos.


Mientras, ella, ajena, y con las piernas ocultas por velos arremete con todo, explota, puede, es voluntad, son ganas, es su juventud.

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