miércoles, 29 de septiembre de 2021

viena.3

Viendo la vida pasar en jardines perdidos o enfrente de un palacio, el Belvedere, que resplandece al sol que sigue triunfando dejando los cielos limpios. También sigue el viento que dicen que vuelve loco a las personas. A mí me hipnotiza el suelo donde las sombras de las hojas no paran de moverse, impacientes, os diré que parece una película de cine mudo donde el sonido que viene, que sopla, perdió la sincronía con las imágenes. A la par hay chavales con música y niños en parque infantil. Y las palomas de todas las ciudades, parterres con hojas, y todo moviéndose. Y ahora, en forma de grupo, comemos bajo toldos y buscamos el Danubio, que es azul y luego verde, y es doble con isla en medio, con playa pequeña y hamacas, con puente flotante que nos divierte y con algún aislado valiente que nada las aguas que se mueven. De vuelta al centro sigue el bullicio en terrazas, hay cenas y paraguas colgados del techo que ya no dan sombra.

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