Y os puedo hablar del mar que veo al llegar la luz, es de día, del que se llena de gente, de cuerpos jóvenes y viejos, de esbeltez y de lo contrario, cremas y bronceadores, de telas que se tocan con los dedos, para cubrir o descubrir. De vidas que ya se han dicho todo y que aún así siguen uniendo sus manos, buscándose. Todo entre el rumor, el ruido agradable, amortiguado por las voces humanas, por las nuestras, que viven o que quieren vivir a orillas del mar que vemos lejano, inalcanzable, el que no nos atrevemos a cruzar, tan distante el final, tan incierto el camino. Siguen los gestos, las repeticiones, seguir, caminar apartando la ola o buscándola, que me arrulle, que me acoja.
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Hace 1 mes
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