miércoles, 26 de mayo de 2021

frontera

Hay infinidad de árboles antes y después de una frontera que no es tal, verdes oscuros sobre pastos más claros, me quedo corto en la variedad de tonalidades. Y llegados al río que quiere salir, ya la vista no da abasto. Es lo que tiene viajar tras un confinamiento forzoso. Los ojos que no pueden con todo, que no atinan a enfocar, ahora horizonte, ahora flor. Los mismos paisajes, las mismas rutas, vidas cambiadas por el tiempo. 

Todo para reunirnos, verlos y sentirlos, y desear que la vida les sonría, todo mientras paseamos una Lisboa de barrio y de calle, de diario, y cruzamos por encima de las aguas, y bajamos a casi tocarlas, cerca de ese puente que todo lo sustenta, de ese color tan bonito.

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