sábado, 8 de febrero de 2020

frailes

Mira que me gustó leer a Azaña, en sus diarios, en sus discursos, en su vida relatada. Pero no puedo con esta incursión en la literatura autobiográfica. No puedo seguir su relato, porque no entiendo algunas palabras, porque no entiendo lo que quiere decir, porque las frases se complican, porque adorna la vida de un niño, joven, adolescente con términos que se me escapan. Y así, también, el libro se me escapa de las manos.

El jardín de los frailes. Manuel Azaña. 1927

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