sábado, 28 de septiembre de 2019

heidelberg y colonia



Llegó el viernes y vinieron las nubes. Accidentado viaje hacia Heidelberg. Atasco, camión averiado, ratonera. Más atascos…pero llegamos y comemos a la ribera del río. Hay casas al otro lado y puentes que pueden acercar personas. Pacífica la vista; a nuestra trasera la calle peatonal más larga de Alemania. Turistas y tiendas. Tomamos el funicular para subir al castillo. Viaje corto e inclinado. Merece la pena. Edificios que permanecen y otros que guardaron la fachada, con ventanas azules o grises según el día. Convivencia con ruinas. Bonito el lugar, inmejorables las vistas y jardines para solazarse, aunque el aire está más fresco. Un Museo de farmacia y uno de los barriles más grandes del mundo son parte de la visita antes de descender en picado. Nos espera Colonia con su majestuosa catedral que todavía podemos visitar un rato. Pronto empezarán a cerrar, cuando termine la ceremonia que se celebra en una capilla, pero antes hay vidrieras, luz y preciosas obras. Al fondo, a lo lejos, la urna que contiene los supuestos restos de los Reyes Magos. Ya no se puede pasar. A destacar el retablo Clarenaltar (hacia 1350/1360). Más retablos, esculturas y la sensación de querer verla con más calma.
Después tiempo para cenar, pasear al lado del Rhin, volver a fotografiar la catedral, esta vez iluminada, y caminar hacia el hotel. Es hora de regresar.

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