Árboles
de navidad, de color carmesí, todo luz. También miles de bombillas en los
árboles de verdad, blancas, lilas. Se ilumina Madrid, la gente en coche. En Atocha,
en un parking se ve a los que vienen o a los que se van. Con vasos en mano. Fiesta
que empieza o acaba. Hoteles arriba, con luces o sin ellas. Quizás la gente
haga el amor en las alturas, es cerca de medianoche. Un hotel se llama “only
you”. Suena a canción de entonces. Las hojas, amarillas, parecen haberse caído de
golpe, todas. Bicis que circulan sin luz, o escasa, insensatos repartidores y
malvados jefes que ofrecen ese trabajo en esas condiciones. Y olvidadizos
compradores que no saben cómo llega la comida a casa. Falta un mes para que sea
Navidad, el tiempo del olvido. Sigue el Black Friday, viernes interminable. Cuando
comeremos pavo. Cuando los mataremos, quizás en la bañera, sin rastro de
sangre. Cuando celebraremos el dar gracias. Quizás nunca, somos poco
cristianos, o poco practicantes. Dar gracias para qué, o por qué. Hay media
luna también. Quizás los del hotel han apagado la luz porque la luna ilumina su
cama. Crece o mengua, no lo sé, como el amor. A lo lejos rumores de coche
mientras las luces de la calle parecen no apagarse nunca.
domingo, 26 de noviembre de 2017
sábado, 25 de noviembre de 2017
klemperer
Judío casado con no
judía, matrimonio mixto. No vale para escapar del acoso nazi. Testimonio que se
sirve en forma de diario (dos volúmenes), con anotaciones de día y mes, qué día
es, si es mañana o tarde o noche. La angustia que crece y sigue creciendo, y
que se transmite al lector que a veces no ve también el momento de que llegue
la noche para esperar que no pase nada.
Quiero dar testimonio
hasta el final. Diarios 1933-1941, 1942-1945. Victor Klemperer. 1998
napoles
Un libro que hay que
leer. En una de esas tropelías que cometen los periódicos, llegó a salir en una
supuesta biblioteca de viajeros. No es un libro de viaje. El autor, británico,
servicio de inteligencia, integrado en el ejército americano que libera Italia
describe la ciudad. Repito, no es para turistas. Hay unas líneas que releo. Vuelven
a estremecerme. Probablemente esas líneas condensen de forma única lo terrible
que a veces, o muchas veces, acompaña a la condición humana. Para enmarcarlas y
no olvidarlas.
Nápoles 1944. Norman Lewis.
1978
vértigo
Las memorias de los
campos de concentración soviéticos. Purgas de Stalin. Vienen sin preguntas,
desapareces y en muchos casos para siempre. Testimonio escalofriante.
El vértigo. Eugenia Ginzburg.
1967
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