No
es una visita normal, se aleja de lo convencional. El doctor recibe en su casa
y enseña y cuenta, y podría no parar. Y a veces repite las cosas y da vueltas,
enganchando temas. Compra lo que queda de la iglesia románica del siglo XII, allá
por los años 60. Y ahí construye lo que ahora es su retiro. Médico Psiquiatra,
nacido en el 31, todavía ejerce en Madrid un día por semana. No quiere
pacientes nuevos, conserva alguno de otros tiempos. El ábside románico y el
cielo encima. Todo engalanado de pinturas, suyas, todo lleno de papeles, que no
son sino párrafos de poesía de Lorca. Iglesia de San Juan. Empieza la historia,
del cambio de milenio, del sexo en los adornos, de las leyes de Ayllón, encaminadas
a lograr las conversiones de los judíos. Vicente Ferrer estuvo en la villa para
ello (1411). Nombre de pueblo igual a apellido de conversos, que desperdigados
por el mundo se han reunido en alguna ocasión por aquí, mezclando lenguas
diversas. La estrella de Venus, allá en la capilla gótica asociada, del XVI,
por encargo de los marqueses de Villena. Medallones de Carlos e Isabel de
Portugal y Poeta en Nueva York, en cuadro. Dice Pedro Corróns que después de
investigar durante años el alma humana en busca de los orígenes de la locura,
nadie ha llegado mas al fondo que Lorca, con su poesía. Desorden no forzado,
desorden consecuencia de los años que se cumplen, de los días que se pasan. Nos
habla del síndrome del lavado de manos y nos lee unas líneas de la escena de
Yerma, emocionante.
“Cada
hora que transcurre aumenta el infierno en aquella casa. Ella y la cuñada, sin
despegar los labios, blanquean todo el día las paredes, friegan los cobres,
limpian con vaho los cristales, dan aceite a la solería. Pues, cuando mas
relumbra la vivienda, más arde por dentro.”
Mas
emoción cuando habla de su hijo muerto a los cuatro años de leucemia. Un cuadro
lo pinta junto a su hermana. El poema, Alba, 1919, lleva a una lágrima.
¡Qué
haré yo sobre estos campos
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
Cogiendo nidos y ramas
Rodeado de la aurora
Y llena de noche el alma!
¡Qué haré si tienes tus ojos
Muertos a las luces claras
Y no ha de sentir mi carne
El calor de tus miradas!
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