sábado, 27 de mayo de 2017

2666



Fecha futurista como título. Cinco obras en una. El autor dijo que se publicaran de forma independiente. Se estaba muriendo. Los editores no siguieron el consejo e hicieron una publicación conjunta. Volumen de más de mil páginas, inacabado. No quiero pensar la dimensión que podría haber tenido. Y mejor no pensar en lo que podría haber hecho Bolaño de no haber fallecido prematuramente. Contador de historias, infatigable, enlaza aquí y allá. Una primera parte más plana, de emociones contenidas. Una segunda que comienza de forma vibrante, con historias que parecen quedar inconclusas, y que cada una de ellas podría dar lugar a una novela. Encadenar historias, sin más objetivo que contar y contar. Se busca a un escritor. Tercera parte con periodista como protagonista. La cuarta presenta  los feminicidios de México. Tremendamente dura, fría. Policías, agentes, muertas, asesinos desconocidos. Parece una crónica periodística, de lectura mañanera, los sucesos de ayer. Descripciones de vidas que han sido cortas, nada se resuelve. Llegamos a la quinta, encontramos al escritor, la forma encandila. Todo tiene relación. Un placer para el lector, sin deseos de terminar, hasta que lo acabo de golpe. Otro imprescindible. Esto es otra cosa, alejada de los thrillers al uso, puede haber muertos y detectives, pero los caminos de la palabra difieren, tanto como la noche y el día. Bolaño y las cumbres literarias.

“el lujo de pensar y no salir huyendo”

2666. Roberto Bolaño. 2004

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