Tarea ingente la que acometió James Boswell. Escribir la vida de su
amigo Samuel Johnson, escritor inglés, quien recopila es escocés. No pocos
comentarios acercan de las diferencias entre unos y otros surcan las páginas
del libro. Boswell (1740-1795) conoce a Johnson (1709-1784) en 1763. A partir
de ahí se entabla una relación cercana, epistolar y presencial, aunque ésta, no
con la frecuencia que ambos quisieran. Reuniones o algún viaje que paran la
escritura de cartas, en esos tiempos donde la gente escribía para interesarse
por los demás. El ingente volumen recopila esa comunicación así como mucha otra
intercambiada entre Johnson y otras amistades o personajes que aparecen por su
vida. Cuando se reúnen, Boswell intenta anotar todo lo dicho y cómo se ha
dicho. Vehemente en las discusiones, prima en Johnson un acusado sentido común
para discutir de lo humano y lo divino. La conversación a veces deriva en una competición
de oradores. Sobremesas o paseos, cortos viajes en carruajes, reuniones en el
Club, todo da para repasar y hablar sobre la vida. Cuando el diálogo es cosa de
los dos, “la conversación es la más feliz, sin competición, sin vanidad, sólo
un tranquilo intercambio de sentimientos”. Nació Johnson en Lichfield; allí en
su Catedral, está enterrada una extraña, eso dice la placa, alguien que murió
de amor por su padre, Michael Johnson; corría 1694, Elizabeth Blaney. Dicen que
hereda el hijo un carácter melancólico. Murió en Londres Johnson. Enterrado en
Westminster Abbey. En algún momento del
libro recuerda un epitafio leído en algún libro, de tumba ajena, pero que
quizás se hubiera aplicado a sí mismo, “estuve bien, estaría mejor; y aquí
estoy”
Life of Johnson. James Boswell. 1791
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