Las ruedas avanzan rápidas. Restos de nieves en montañas que se acercan. Antenas
en la bola del mundo. Sol y azules cruzados por deshilachadas nubes. En San
Lorenzo del Escorial se entra despacio. Hay badenes y semáforos. Tomo el sol
mientras la espero. A la vera de la mole del Monasterio. Gente, turistas, van y
vienen. Se oyen idiomas y se hacen fotos delante de la austeridad en arquitectura.
Sólo la estatua del santo, en piedra. Lo demás son ventanas y simetrías,
geometría ordenada. La basílica se puede visitar. Metros que para mí son
kilómetros. Ayudado de muleta, engañando las baldosas, hago que suene el arco
de seguridad. Dentro se pierden las voces de los vigilantes que se desgañitan
intentando que no se hagan fotos. Cuadros iluminados y altar que se pierde en
la altura. La joya está en capilla recogida. El Crucificado de Cellini. Mármol blanco,
inmaculado, tras cristal protector. El maestro italiano puso todo en la obra. Velas
y pasos. Se puede ver pero no tocar la frialdad blanca. Fuera, sentados,
observamos, unos van y otros vienen. Grupos y familias. Luego al Miranda Suizo,
hotel antiguo y cafetería que mira a la calle. Un chocolate espeso con
condimento que no acertamos a descifrar y picatostes en forma de paralepipedo, crujientes,
magníficos. Enfrente del hotel
exposición de acuarelas de alumnos del taller dirigido por Leandro Antolí. Buen
maestro debe de ser si los alumnos obtienen estos resultados. Muestra excelente,
pequeños formatos que despiertan los sentidos. Caminando, es un decir, desandar
lo andando. Vuelvo a pisar las calles nuevamente. Suenan las campanas. Hay boda,
trajes y vestidos. También la música en el coche. Las nieves se alejan.
Berenjenas rebozadas
-
Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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