Finales de 1959. El periodista
y escritor Griffin decide adentrarse en el profundo sur de los Estados Unidos. El
objetivo es encontrar respuestas al problema racial. Con una salvedad. Lo hará
habiendo cambiado el color de su piel. Tras un tratamiento médico para
oscurecer su piel y habiendo rasurado su cabeza se sumerge durante algo mas de
un mes en la realidad donde te miran pero no te ven, donde esa mirada denota
odio. Y donde las excepciones son eso, excepciones, como aquel que amaba tanto
a su hijo que irradiaba ese mismo amor al resto. Pero hay convencionalismos difíciles
de ser esquivados. No te odian por ser tú, sino por ser de ese color. Suficiente.
La noche y el día, al final de su estudio, se convierte en blanco de nuevo y
percibe el cambio radical. Vuelve a ser negro y el contraste se acentúa. La desesperanza.
Al acabar y publicar el libro se convierte en objeto de amenazas por un sector
de la sociedad blanca que no acepta la realidad percibida y plasmada. Tienen incluso
que cambiar de domicilio por ello. Impactante la historia que quizás permita
entender un poco más al ser humano. O quizás menos.
Black like me. Johh Howard
Griffin.1960
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