domingo, 18 de septiembre de 2016

hierbas



Por encima de las imágenes. Se le atribuía el efecto de alejar los espíritus. Es el hyperycom, con y, la griega. O hierba de San Juan, se cosecha en esos días. Días de creencias de otros tiempos, de comienzo de verano y de final de algo. Él lo escribía con la latina, la i. Dos veces, en un recorte de periódico, de la portada. Rectángulo. Día 23 de junio, apuntó. Los trazos azules tuercen, se inclinan a la derecha. Trazo tembloroso. Lo encontré en uno de esos jarrones que guardan objetos que nunca volverán a salir. Por encima de las imágenes. Traducción literal de esa palabra que nombra la hierba. Imágenes que repaso. Instantáneas, fotos. Me gusta la primera. Es un momento, ni siquiera un segundo, milésimas, centésimas captadas. Lo que cuesta no parpadear. Sonreír. Luego la vida sigue. Se mueve, ajena al futuro lejano. Sólo el presente y el segundo siguiente, y el siguiente. La noche no para el tiempo pero lo dulcifica. Ilusión, niños, hijos. Dicen que esa planta sirve para alejar ansiedades, subir el ánimo. Alejar espíritus, en una palabra. No sé cuál sería su objetivo. Nunca ya lo sabré. Tantas cosas no sabré de él. Y sin tiempo para preguntar, sin espacio para compartir. Todo pasó. Y las fotos no admiten preguntas. Paradas, en su tiempo. Quietas, inmóviles. Como la última imagen, o la penúltima, retenida en retinas, dos. Irreales. No es cierto. Reales, sí. Con vida, sí, pero sin respuesta. Estampas por encima de las cuales no se puede pasar. Ni olvidar.

No hay comentarios: