sábado, 6 de agosto de 2016

la letra K

En Plaza de puerta de moros, barrio de la Latina. Madrid. Es Juanalaloca. Restaurante, pintxos-bar. Buenos pero caros. Es jueves de Agosto. Al lado empiezan fiestas, de santos, primero llega San Cayetano, después San Lorenzo, acabará la Paloma. El primero tiene calle, de cuadros y molduras. Santo italiano. Funda los teatinos. En una de las calles, decorada con farolillos y mantones para la ocasión, tiene su modesto altar recién puesto. Imagen pequeña e historia. Se regalará limonada el fin de semana. La plaza de Cascorro vibra de bares, mostradores y terrazas, gente que escucha o no el inicio de las fiestas, aventado desde el escenario. Cascorro, pueblo cubano. Eloy Gonzalo, el héroe de aquel episodio de la guerra de Cuba, donde su valentía consigue levantar un cerco a las tropas españolas. Para siempre inmortalizado. Calle y también estatua. Se anuncian verbenas y procesiones. Llegarán mas actos. Pienso en los vecinos y lo que tendrán que soportar. Multiculturalidad en calles cercanas. Plazas que acogen emigrantes y negocios que no son lo que fueron. Comidas y olores diferentes. Los ritmos también cambian. Bajando se pone el sol y algunos lo ven, al sol y a Madrid que se ensombrece desde la dalieda de San Francisco. Al lado de la basílica del Grande. Mustio el parque y las dalias. Grupo escultórico de “El sueño de San Isidro”, obra de Santiago Costa, 1952. Blanco. Alguien se llevó la mano del santo. Escaleras para seguir bajando. También es de noche al día siguiente. Y se hace la luz. Todas se iluminan menos la K. Son letras de cartel luminoso, enorme. Canta Lowell Fulson, sus letras, habla de viajes y amores perdidos y toca la guitarra. Es blues, estrella en los 40 y 50. Banderas que ondean. Esperanzas que salen de tienda donde comprar cachivaches y mas.  Artículos de hogar para formarlo o para renovarlo. Diez y media de la noche, agotaron el día para llevarse eso que va en carro y luego en coche y luego queda ahí puesto. Ilusiones de embarazada. Ella espera y la habitación estará lista. Ilusiones de mayores que andan despacio tras los hijos o nietos. Y la luna mengua o crece. No lo sé. Y la K que se apagó. Y suena el blues en noche caliente con cadencia de balanceo de cabeza. En piezas cortas, no hacen falta mas de tres minutos para hablar y contar. Bienvenidos a la felicidad. Eso dice la tienda roja, al lado. La de móviles y aparatos. Han inventado la rueda, eso creen. Todos prometieron felicidad, de siempre el comercio lo hizo. Comprar como recurso para escapar de algún sitio, hasta de uno mismo. Quién escribió un obituario de Fulson, lo describe como feliz un par de años antes de fallecer, cuando lo entrevistó. Cuenta que el artista tuvo un incidente de tráfico al principio de su carrera. Y el policía le dijo que su vida valía lo que una bala de su pistola. Hablamos de años de segregación. Pónganse en el sitio. No pasó de ahí y tocó seguir, avanzar. Hacer música y sentir y hacer sentir. Las banderas siguen a lo suyo. No es su culpa. Es culpa del viento.

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