domingo, 26 de junio de 2016

urnas



 En día de elecciones repetidas madrugamos para hacer escasa cola en el colegio que acaba de abrir y cuyos componentes de mesa se desperezan o aprenden a hacer lo que harán durante el resto del día. Parece rupestre el que todavía se tengan que escribir uno a uno los nombres de los votantes. Sobres, dos, y urnas transparentes para certificar que no hay algo o alguien que arrasa con los sobres una vez depositados. En la Real Academia de San Fernando, exposición, I segni nel tempo (los estragos del tiempo). Siglos XVI y XVII. Dibujos españoles que pertenecen a los Uffizi de Florencia. Solos recorremos las paredes disfrutando de los logros de lápiz, carboncillo, tinta, aguadas y albayaldes sobre papel perjurado en su mayoría. Auténticas maravillas, plenas de técnica y talento el que atesoran los Ribera, Carducho, Rizzi y demás. Dos descubrimientos, el de Miguel Jacinto Meléndez y el de Juan Conchillos. El primero con un magnifico retrato de muchacha a lápiz y sanguina. Y el segundo, utilizando lápiz y albayalde, presenta sobre fondo azul un magnífico estudio de desnudo masculino. Tiempo después para acercarnos a Casa Revuelta, aledaños de plaza Mayor. Su pincho de bacalao rebozado no tiene competencia en Madrid, al menos conocida. Tiempo para ver como la gente acude a colegios, algunos en sillas de ruedas, y ven la escalera que no podrán subir. En la Iglesia de San Miguel, conviven la memoria de Escrivá de Balaguer y obras de otros siglos. Placas que hablan de historia, como en la calle Espalter. Allí vivió hasta su muerte Ramiro de Maeztu, detenido dos días después del 18 de Julio y fusilado después. Calles que nunca recorrí o plazas desconocidas como la del Conde de Barajas que alberga cada domingo a pintores que exponen bajo toldos blancos. Vender ya es otra cosa. Quizás un sueño. Tiempo, todavía mas, para andar hasta Moyano y rebuscar y comprar algo. Y es que el libro de antiguo es asequible a todos. Y bajo el sol que castiga y sombras que se aprecian caminamos de vuelta al coche. Tiempo de domingo, de mañana, mucho o poco. De sobra para andar y desandar ese Madrid que vive hoy asomado a urnas y a televisiones o que se despereza tras un sábado de noche. Madrid que tiene para todos, siempre hay algo, espacios para el disfrute o para la simple observación. Dentro de unas horas los resultados. No todos ganarán. Es mentira. Desear honradez, humildad, buena fe, además de trabajo, no parece excesivo. Debería ser lo normal en una persona o colectivo destinado a llevar a buen término una legislatura. Desear que la anormalidad se minimice, tampoco.

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