sábado, 7 de mayo de 2016

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Los cartujos cantan detrás de paredes. El cielo es azul, hace frío fuera y más en el interior. Es su Cartuja, la de Miraflores. Día del trabajo, día de la madre. Esto es Burgos. Un bosque a las afueras, siempre se vio desde la carretera. Nunca lo vi, hasta hace poco. La primavera espera.  Las campanas no, suenan porque es su hora. El verde rodea todo. Agradable. Sombras de árboles y caminantes. La visita es gratuita. Se aceptan donativos. Dentro arte e historia. Y veinte monjes dedicados a la oración, estudio y trabajo. Volveremos para ver a San Bruno en escultura en capilla que no pudimos visitar. El centro de Burgos rebosa de gente en Domingo soleado aunque frío. Locales reservados para comer. Al final lo hacemos en el Punto, pequeño local dentro del hotel del mismo nombre. Modesto. Menú del día. También hay reservas. Las madres salen a comer, solas o en familia. Es tiempo de lucir las mejores galas. Es tiempo de salida de misa y vermut. La visita a la Catedral lleva su tiempo. Audioguía bien hecha. Es Fernando III el Santo quien decide construirla. En la antigua iglesia en esta ubicación se casó el rey. La primera piedra se puso el 20 de Julio de 1221. Los Colonia y los Siloé, familias de artistas ligadas a la Catedral. Las agujas son de Juan de Colonia. Nada mas entrar una Anunciación en la portada del claustro. Es del XIII. El ángel que sonríe. Mas obras de Silóe. Se suceden las capillas y las joyas, como esos murales del gótico internacional, del XIV. Las pinturas de Fray Juan Rizi, pintor del XVII, me recuerdan a Zurbarán. Similitudes con sus santas. Lienzos oscuros donde se iluminan los personajes principales. Joyas como la Sagrada Familia de Del Piombo. O como la capilla de Santa Ana. Espectacular cimborrio y tumbas de el Cid y Doña Jimena. No es lo mas grande el retablo mayor. Pisamos tumbas escuchando sonidos. El trasaltar deslumbra. Tres piezas antiguas y dos un poco menos. Es responsable Bigarny. El asombro sigue en la capilla de los Condestables de Castilla. Una iglesia dentro de la Catedral. En la sacristía hay horror al vacío y de ahí pasamos al claustro alto donde aparecen Fernando III y su mujer Beatriz de Suavia, esculturas del XIII. También los cuatros hijos del monarca. Es fascinante el claustro, iluminado por un sol que atraviesa vidrieras. Esculturas y tumbas. Mas arte en el museo, también en el claustro bajo. Salimos para volver a entrar, esta vez a la zona de culto. Allí, una pequeña capilla alberga el Cristo de Burgos, del XV, con pelo natural y abundante sangre sobre hematomas y laceraciones. La capilla de Santa Tecla es mas grande y alberga misa para asiáticos. Huele a incienso y hay silencio. Preside un retablo exuberante, churrigueresco. No suena mas que el silencio y una voz tenue. El amén se entiende y los fieles juntan las manos. Canción al final cuando el sacerdote abandona el altar. Vistas desde el castillo de Burgos. La catedral domina. Y visita a San Lesmes, patrón de Burgos. El sepulcro es obra del Maestro de Covarrubias, policromado y está en el pasillo central, curioso.  Se pasea arriba y abajo del espolón. El río a su bola. El mesón Burgos tiene bravas excelentes y la Lorenzita croquetas de sabores. Recomendables las de cecina. Casa Patillas no abre hoy y el hotel Fernán González apura las últimas horas de un domingo, recibiendo a los últimos inquilinos y dejando afuera el frío.

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