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aeropuerto viejo
El
miedo en la infancia aparece muchas veces. La oscuridad, la negrura de la noche
lo inspira. Los espacios desconocidos traen reminiscencias de peligro. La entrada
de un túnel siempre es algo que concita temor. Nosotros nos parábamos en las
entradas de esos túneles y creo que nunca entramos. Yo al menos no. La linterna
hubiera sido obligatoria y sobre todo mas audacia para ir en busca de algo
desconocido. Se contaban historias de arsenales, y de bombas perdidas, todavía
por explotar. Se contaba y no se paraba, y eso avivaba todo. Porque lo que sí era
cierto es que desde allí salieron los aviones que bombardearon Guernica, y que de
allí salió el avión que transportaba al General Mola y que no llegó a su destino,
por eso, en el 37 el aeródromo tomó su nombre. Después llegó el abandono, pastos para
ovejas y espacio para dar rienda suelta a la imaginación, para soñar historias
y buscar el miedo aun no queriendo encontrarlo. Luego vinieron las
urbanizaciones y la expansión de una ciudad hacia Salburúa. Todavía se puede
ver alguno de esos arsenales, ya selladas sus entradas, rodeados de columpios. Lo
que sea que escondían nunca saldrá a la luz.
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