sábado, 9 de enero de 2016

estibaliz

Desde finales del XII lleva erguido este santuario. Joya del románico se llega a él por carretera o caminos. En coche, bici o andando. Escenario de romerías. Juegos en campas, idas en bici. Pelotas y frontones. Adentrarse en lo desconocido si se sigue el camino. Mas campas. Una tienda de recuerdos. Unos monjes que visten de oscuro. Un bar donde refrescarse. Paellas en mesas de madera. Estibaliz es recuerdo de bodas y celebraciones. De arroz que pisamos. De esperanzas meditadas ante una imagen antigua, la patrona de Álava. Preside la austeridad de una sencilla nave, en forma de cruz, donde hará frío si es invierno y se agradecerá si es verano. De misas austeras también, de oraciones cantadas. De puertas que se abren. De columpios que se avejentan. De una cuesta final que se hace dura, de tanto tiempo pasado que ya los monjes van mermando. Son benedictinos. Toda una vida alrededor de unas campanas que tañen desesperadas mientras exploramos los rincones, con la avidez de la infancia. Mientras soñamos. Y ellos pasan, y miran, y llevan capucha, y se recogen en su monasterio, y nosotros seguimos, bajando la cuesta.

No hay comentarios: