La estación de autobuses de la calle Francia en fotos
no parece la misma. Edificio gris, debería haber sido rehabilitado para guardar
la memoria de tantos viajeros. Las historias de estaciones son tan numerosas
como visitantes recibe. Los que se subían al coche de línea y los que se
quedaban. Los que esperaban a la marcha y los que no. Cabezas apoyadas en
cristal frío o cabezas que no quieren ver. Despedidas y bienvenidas, hola y
adiós, largos de semanas o meses, o cortos, de días u horas. Pueblos que
conectan con la capital y ésta que conecta con otro mundo. Un olor dentro y
fuera, de gases de combustión, y ese olor peculiar de los autobuses en su
interior. Antes se fumaba. Ahora sería insoportable. Las manos se quieren mover
o no, a veces un gesto. Periódicos para acompañar y espera en andenes que se
ennegrecen. Preguntas al conductor para asegurarse. Algunos llevan chaqueta de
empresa. El bar siempre abierto. Recuerdo de croquetas. La estación se desplazó
una calle y luego se marchó lejos. En su lugar arte. El edificio hubiera
merecido algo más. Quizás vaguen sombras todavía. De esos que no querían
marchar y no volvieron mas, de esos que hicieron un gesto, esbozaron quizás una
mueca de sonrisa y luego lloraron sin más, escondidos tras los cristales.
Berenjenas rebozadas
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Asar las berenjenas enteras en el horno. Dejar que se enfríen y quitarles
la piel dejando la parte de arriba como en la foto. Hacerles unos cortes y
estend...
Hace 4 semanas
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